Se entiende por pobreza a la situación socioeconómica caracterizada por la privación de las necesidades básicas de alimentos, agua, vivienda, salud y educación. De acuerdo con los datos de las Naciones (ONU), a unos 800 millones de personas en todo el mundo están viviendo en condiciones de pobreza, con menos de USD 1.20 por día. Entre ellos, alrededor de 300 millones de ellos son niños y más del 90% sufren algún tipo de malnutrición crónica o déficits de micronutrientes. ¿Cómo afecta la pobreza el desarrollo cognitivo y el aprendizaje cognitivo? ¿Qué se puede hacer para mejorarlo?
Para tratar estos temas, la Red Nacional de Ciencias de la Educación de Brasil reunió a investigadores de diversas áreas en noviembre pasado en Río de Janeiro, para conmemorar un año de su fundación. Uno de los invitados, el psicólogo argentino Sebastián Lipina, presentó resultados de estudios que señalan la importancia de las intervenciones positivas en los primeros años del desarrollo. Profesor de la Universidad Nacional de San Martin y Director de la Unidad de Neurobiología Aplicada del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno” (CEMIC) en Buenos Aires, Lipina cuestiona la premisa que sostiene que nada se puede hacer con los niños que no tuvieron una nutrición adecuada en la primera infancia. "Esto es peligroso desde el punto de vista ético", dice. En esta entrevista, habla de las estrategias que se han desarrollado para mejorar el desempeño cognitivo de niños pobres en Buenos Aires y la importancia de invertir en la educación de los sectores más desfavorecidos de la población.
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