Investigadores de nueve universidades norteamericanas liderados por las Profesoras Kimberly Noble (Universidad de Columbia, Nueva York) y Elizabeth Sowell (Hospital de Pediatría de Los Ángeles, California), acaban de publicar un trabajo en la revista Nature Neuroscience realizado con 1099 individuos de 3 a 20 años, con diferentes niveles socioeconómicos y educativos y provenientes de diferentes grupos étnicos.
La importancia de los hallazgos de este estudio, no radica sólo en haber replicado una vez más una asociación entre pobreza, desarrollo cerebral y funcionamiento ejecutivo; sino en haber podido obtener información proveniente de tres niveles de análisis diferentes (i.e., genética, activación neural y desempeño cognitivo) en una muestra de 1.099 individuos de 3 a 20 años. Los resultados más importantes que obtuvieron indican que: (a) mientras el nivel educativo de los padres se asoció linealmente con la superficie cerebral de diferentes áreas corticales, el ingreso se asoció logarítmicamente con ella, indicando que entre los niños de hogares más pobres tal medida tiende a ser menor que en los más ricos; (b) estas relaciones fueron más pronunciadas en áreas asociadas a lenguaje, lectura, funcionamiento ejecutivo y memoria espacial; (c) el nivel educativo de los padres, también se asoció al volumen del hipocampo del hemisferio izquierdo; (d) la superficie cortical medió la asociación entre el ingreso familiar y el desempeño en tareas con demandas atencionales y de memoria de trabajo; y (e) estas relaciones fueron semejantes en todos los grupos étnicos que participaron del estudio (i.e., africanos, indoamericanos, asiáticos del sur y centro de Asia, europeos y océanicos), sugiriendo una mayor influencia ambiental que genética –no obstante, esto último debe continuar siendo analizado dado que otros estudios han generado evidencia en la que el componente genético es responsable por una parte de tales asociaciones.
En forma complementaria, dos coberturas de las revistas Nature y Science resultan muy interesantes por las diferentes perspectivas de divulgación que proponen, que no sólo informan parcialmente sobre los hallazgos, sino que además sugieren cierto nivel de impacto permanente del cerebro sobre la pobreza más allá del esfuerzo de aclarar lo contrario.
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