Un equipo de investigadores de la Universidad de Rochester publicaron un trabajo, en el que se describen hallazgos que sugieren que entre los 2 y 3 años de edad, las disfluencias y vacilaciones en el discurso parental –falta de fluencia verbal-, contribuirían con la adquisición de competencias de lenguaje.
Según los investigadores, a tales edades los niños tienen una demanda alta de procesamiento de información al momento de escuchar hablar a un adulto -incluyendo muchas palabras que nunca han oído antes. Los niños tienden a perder el hilo del discurso del adulto en la medida en que nuevas palabras son dichas.
Los investigadores estudiaron a tres grupos de niños entre las edades de 18 y 30 meses.
Cada niño se sentó en el regazo de su padre o madre, los cuales estaban delante de un monitor con un dispositivo de seguimiento ocular (eye tracking). En cada ensayo aparecían dos imágenes: una de un elemento conocido y otra inventada –así como también su nombre. Las imágenes eran acompañadas con una voz grabada que hacía referencia a los objetos con oraciones sencillas.
Los investigadores advierten que estos hallazgos no implica que los padres agrueguen disfluencias en su habla, sino que tales fenómenos son informativos.
En aquellos ensayos en que la voz vacilaba diciendo por ejemplo "Mira la, eh ...", los niños miraban más tiempo hacia la imagen inventada que la familiar (cerca del 70% del tiempo).
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