En estudios previos se ha encontrado que la frecuencia de movimientos fetales se correlaciona con el estado físico del recién nacido. No obstante, la comprensión del rol funcional de estos movimientos para el desarrollo cerebral, es un área de estudio muy poco abordada y por lo tanto comprendida.
Según los investigadores los mecanismos que asocian los movimientos al desarrollo cerebral se debe al control ejercido por los llamados principios de oscilaciones gamma (EGO).
Según el consenso actual, durante la primera semana de vida, las ratas recién nacidas se encuentran en una etapa de desarrollo similar a la de un niño en su tercer trimestre de embarazo. Durante este período, las ratas recién nacidas manifiestan movimientos espasmódicos y sacudidas que se parecen a los movimientos del feto humano. Estas contracciones espontáneas, así como los toques pasivos de parte de un operador, ayudarían a establecer mapas neurales topográficos de las diferentes zonas del cuerpo. Por ejemplo, el estímulo de un solo pelo (a través de contracciones de la trompa o del contacto de la madre o los hermanos de camada), resulta en un patrón único de actividad neural (EGO). Aún más, cada repetición fortalece aún más las conexiones entre las neuronas de la corteza y del tálamo involucradas, en una unidad topográfica y funcional.
Luego durante la maduración cerebral, el EGO desaparece paulatinamente y es reemplazado por las oscilaciones gamma de los adultos, que contribuyen con otro tipo de funciones de integración sensorial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario