Las escuelas primarias, intermedias y secundarias con grandes poblaciones minoritarias - pero no necesariamente mayores tasas de delincuencia - son mucho más propensas a exigir a los estudiantes y visitantes a pasar por detectores de metal, según un nuevo estudio que será presentado en la 106 Reunión Anual de la Asociación Americana de Sociología.
En su estudio, los investigadores se plantearon como objetivo explorar el uso de las cinco medidas de seguridad escolar actualmente en uso en Estados Unidos: detectores de metales, cámaras de vigilancia, agentes de seguridad, bloqueo y control de puertas de acceso a la escuela y perros detectores de drogas.
El trabajo, que fue realizado en 2.510 escuelas públicas, permitió constatar que las medidas de seguridad son más frecuentes de aplicar en las escuelas secundarias, independientemente del tamaño de las poblaciones de bajos ingresos y pertenecientes a minorías étnicas.
Si bien los detectores de metales se consideran de eficacia mínima pero perjudiciales para los entornos de aprendizaje –por la creación de barreras-, debido a que son utilizados con mayor frecuencia en las escuelas con altas proporciones de minorías étnicas, esta práctica puede resultar en una estigmatización a los estudiantes no blancos.
Por otra parte, en las escuelas primarias y secundarias, la pobreza resultó ser un predictor significativo del uso de las cinco medidas de seguridad que los investigadores consideraron.
Según el autor principal del estudio - Aaron Kupchik, Profesor Asociado de Sociología y Justicia Penal en la Universidad de Delaware (USA)-, resulta preocupante que la adopción de las medidas de seguridad en las escuelas estén asociadas con la etnicidad y el estatus socioeconómico de los alumnos.
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