Un estudio publicado recientemente en la revista Science Translational
Medicine por investigadores de la Universidad de California en San Francisco,
sugiere que la administración de glucocorticoides a recién nacidos prematuros,
se asociaría a un incrementeo en el riesgo de padecer alteraciones en el
desarrollo del cerebelo, una región cerebral involucrada en procesos complejos
de motricidad, aprendizaje y lenguaje.
Estos hallazgos desafían las declaraciones recientes de la
Academia Americana de Pediatría, que sugiere que bajas dosis de
glucocorticoides –un tipo de hormona esteroide utilizada en bebés prematuros
para sostener la maduración pulmonar y normalizar la presión arterial y la
respiración- pueden continuar siendo utilizadas. En la declaración del año
2010, la Academia recomendaba que dosis altas de dexametasona no debían ser
administradas después del nacimiento, pero que la evidencia era insuficiente
para hacer recomendaciones sobre las dosis de glucocorticoides.
En el estudio publicado en Science Translational Medicine,
los investigadores encontraron que la administración de betametasona a madres
que tendrán bebés prematuros, no se asoció con efectos adversos en el
crecimiento cerebral de los niños. No obstante, encontraron que la
administración de hidrocortisona o dexametasona en bajas dosis después del
nacimiento alteraba en un 10% el volumen cerebeloso.
Aún es necesario desarrollar más estudios de largo plazo
para evaluar los eventuales impactos a nivel del desarrollo cognitivo y motor.
En este sentido, estudios previos han mostrado que la disminución del volumen
cerebeloso en niños nacidos prematuros se asociaría con alteraciones motoras y
cognitivas durante la adolescencia.
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