La revista Science publicó esta semana un número especial dedicado a analizar las raíces evolutivas de los conflictos humanos. A través de diferentes artículos se traza la trayectoria de la violencia y las guerras a través de la historia, explorando aspectos como el racismo, los conflictos étnicos, el crecimiento del terrorismo, y la posibilidad de los futuros conflictos armados. Asimismo, se considera las características humanas y las habilidades para el logro de la paz.
Competencia y conflicto tanto entre y dentro de diferentes especies, ya sea por fuentes de alimentos o por parejas, están implícitos en el proceso de evolución humana. Como en el caso de otras especies animales, los seres humanos también portan complejas competencias sociales y han adquirido durante su evolución conductas para evitar los efectos negativos de la violencia excesiva –como por ejemplo el despliegue de señales rituales de pelea, actos de sumisión, de reconciliación o simplemente la evitación de espacios comunes, como en el caso de pájaros, hormigas y diversos primates no humanos.
Este número especial ofrece una perspectiva del pasado y el futuro de los conflictos, así como de los tipos de información necesarios para analizarlos; y en consecuencia, focalizar el interés en encontrar los mecanismos que faciliten la paz. Existen muchos ejemplos de sociedades vecinas que no entran en conflictos bélicos entre si, y que parecen basarse en expandir la idea de “nosotros”, que comprende una identidad común con otros grupos y la transformación de extraños en conocidos. A pesar de que algunos sistemas sociales, como la Unión Europea, aún continúan rechazando a las entidades extrañas, otras como las sociedades Orang Asli de Malasia, no lo hacen. Sin dudas, la comprensión de cómo las sociedades humanas superan lo extraño y desarrollan las relaciones pacíficas contribuirá a construir un mundo menos violento.
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