¿Cuáles son las implicancias de los dispositivos e instrumentos que cambian el funcionamiento cerebral, sobre la imagen individual y colectiva? ¿Implican un cambio fundamental del sentido de la vida humana y de las sociedades, que requiere replantearse los conceptos fundamentales de la justicia y la responsabilidad?
En la actualidad existen diferentes dispositivos cerebrales, como los que se implantan para generar estimulación cerebral profunda, epidural cortical y del nervio vago, o nanotubos para generar impacto a nivel molecular por diferentes motivos. Otros dispositivos, son los externos utilizados para terapia electroconvulsiva, estimulación transcraneal corriente continua o estimulación magnética transcraneal repetitiva. También existen herramientas digitales, como la inteligencia ambiental (microprocesadores inalámbricos integrados en el cuerpo o el medio ambiente como la ropa y las paredes), archivos de audio para estimulación motivacional, o programas de software para generar retroalimentación neurobiológica.
Si bien algunos de estos instrumentos serían efectivos para tratar diferentes trastornos y dificultades, algunos investigadores se plantean si su uso podría generar algún tipo de impacto negativo sobre las condiciones de vida (i.e., dignidad y libertad). La preocupación radica en que los cambios producidos por estos dispositivos operan directamente sobre el cerebro. Así como las tecnologías químicas se han generalizado (i.e., psicofármacos), es necesario preguntarse qué ocurriría si se generalizaran este otro tipo de dispositivos. Esta analogía introduce los debates sobre seguridad, eficacia y regulación de mercado; pero fundamentalmente sobre la libertad individual y la responsabilidad, en particular respecto a la infancia.
Estas cuestiones serán tratadas próximamente en un foro específico de la Universidad de Bergen, organizado por la European Neuroscience and Society Network.
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