Los datos fueron recolectados de los padres a través de entrevistas personales y cuestionarios de autorrealización, además de una evaluación directa de la capacidad cognitiva de los niños. En el año 2006, cuando los niños tenían cinco años, 15.246 familias participaron en la encuesta, que dio a los investigadores datos completos sobre las evaluaciones cognitivas de 14,682 niños, incluyendo datos completos sobre todas las medidas pertinentes para 8.874 niños y sus madres.
Se analizó la pobreza, la demografía, las transiciones y la condiciones de vivienda de las familias, y las competencias cognitivas a los nueve meses, tres y cinco años de edad de los niños.
El análisis de los resultados mostró que la mayoría de las familias (62,1%) fueron identificadas como no pobres en cualquiera de los tres momentos de evaluación, y que el 13% de las familias experimentaron pobreza persistente. La mayoría de los padres eran parejas casadas estables (56,6%), un 12.7 % cohabitaban y un 7.8% vivían solos (hogares monoparentales).
Aproximadamente, una cuarta parte de las madres que convivía con su pareja cuando su niño tenía nueve meses de edad, se casaron cuando sus hijos tenían cinco años (por lo general con el padre biológico). Además, aproximadamente el 10% de las madres solteras habían contraído matrimonio en 2006.
Los niños que crecieron en familias estables con ambos padres, mostraron mayores niveles de desempeño cognitivo que los de familias monoparentales, o los que experimentaron un cambio en las condiciones de sus viviendas.
Por el contrario, los niños expuestos a la pobreza tuvieron desempeños con un promedio de siete puntos menos en la prueba de vocabulario que los que nunca habían experimentado la pobreza.
El análisis mostró que no había ninguna asociación significativa entre la estructura familiar y la inestabilidad familiar con la capacidad cognitiva, después de controlar las características del niño, la pobreza y la demografía familiar.
En general, los investigadores encontraron que había un efecto significativo negativo de la pobreza por ingreso (en comparación con la demográfica), sobre el desempeño cognitivo de un niño a la edad de cinco años. Esto sugiere, según los autores y como lo sugieren otros estudios previos (e.g., NICHD, 2003 y 2005), que la pobreza persistente es un factor de riesgo fundamental que atenta contra el desarrollo cognitivo infantil, en comparación con la inestabilidad familiar.
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